20060427

Una muchacha con una camiseta ajustada...

Dios ha llegado finalmente a los 'reality shows' de la televisión estadounidense y, contra todo pronóstico, el programa cuenta con el apoyo explícito de las jerarquías de la Iglesia católica.
'God or the Girl' ('Dios o la chica') enfrenta a cuatro jóvenes seminaristas católicos a sus libidos durante las cuatro semanas previas a ordenarse como sacerdotes, cuando asumirán el voto de castidad.

En los primeros dos episodios, oportunamente emitidos el Domingo de Pascua, se vio a Joe, Dan, Steve y Mike sorteando las tentaciones de la vida secular, incluyendo antiguas novias, en su camino a la sotana.

El programa comienza con intensa música dramática, imágenes de un crucifijo y un celestial cielo salpicado de nubes, mientras un incensario se mueve como un péndulo.

El 'show' "capta la tensión, el terror y el triunfo" de los cuatro en "la lucha final en la elección más importante de su vida", cuenta la presentación.

El más torturado es Joe, de 28 años. En el primer capítulo del programa viaja a Alemania para la celebración del Día Mundial de la Juventud Católica, donde espera encontrarse con una chica alemana a la que nunca declaró su amor.

Dan, de 21 años y larga melena, dejó de salir con chicas y se une a una jornada de rezos frente a una clínica de abortos. Él mismo decide poner a prueba su propia fe caminando 30 kilómetros con una cruz de 40 kilos en su espalda.

Steve tiene 25 años y aspecto de niño. Soñaba con hacerse millonario. Ahora le cuenta a sus amigos, ex compañeros de borracheras, su intención de convertirse en cura. Y Mike, de 24 años, no sabe si quedarse con su novia Aly o tomar el camino que le indica su mentor, un párroco visiblemente celoso de la influencia de Aly.

Tras el estreno de 'God or the Girl', la crítica se alegró de que el programa no siguiera el credo del "vale todo" de los 'reality shows' estadounidenses, como 'The Swan' (El cisne), que transforma jóvenes poco agraciadas en verdaderas 'barbies' gracias a la cirugía estética.

Irónicamente, el comentario más positivo vino de la propia Iglesia que, tras el escándalo de los sacerdotes pederastas, ha tenido problemas para reclutar seminaristas y ha visto en esta propuesta una vía para captar una audiencia inédita y difundir anuncios sobre la fe.

"!Finalmente la telerrealidad se encontró con la religión!", aplaudió la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

Después de ver la posición de los obispos, la Liga Católica de Religiones y Derechos Civiles dejó de criticar el título y las promociones que mostraban a una muchacha con una camiseta ajustada.

Para Robert Thompson, profesor especialista en televisión en la Universidad de Siracusa (norte), un 'reality show' sobre seminaristas vende más que un documental desde el momento en que el primero puede manipular más la realidad y el segundo debe limitarse a mostrarla.

"Lo que un 'reality show' de TV hace es tomar la idea de los documentales, que generalmente no son conocidos por captar grandes audiencias, y presentarlo como algo que puede sobrevivir en un medio masivo", dijo.

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